Esta entrada se la dedico a todos aquellos que se indignaron cuando la Liga puso partidos a las cuatro, a aquellos que se quejan de que el partido de su equipo sea la tarde del sábado y no les deje salir, a todos estos quiero decirles que eso no me da ni lástima.
Hace algunos años, sin siquiera saberlo, me aficioné a un deporte. Fue por culpa de mi hermano en realidad. Y desde entonces he sabido lo que es vivir un deporte de verdad. El fútbol te lo pone muy fácil, pero a algunos nos gusta el sufrimiento o algo y nos aficionamos al basket.
Os preguntaréis por qué hablo de sufrimiento, los que saben de basket me entienden. Entienden qué es ponerse una alarma para dormir tres horas antes de levantarte a las dos, tres o cuatro de la mañana. Saben lo que es ver un partido sólo porque esa noche puedes quedarte a verlo, y que de igual quien juegue. Aún así, comprendo qu es lo que tiene seguir un deporte que se juega en otro continente.
Pero en nuestra querida ACB no falta el sufrimiento. Empezando porque un partido es a las doce de la mañana del domingo casi siempre. La gente no sabe el regalo de santidad que se nos hace a los que vemos el basket. Os explico, cuando esperas poner Telemadrid (nadie más quiere retransmitir el basket) hay una bendita misa que en cantos gregorianos y demás se pule el primer cuarto. Pero aún así el basket, amigos, suele valer la pena, y os animo a probarlo, pues dormir es de cobardes.
Pd.: Hala madrid y, go Thunders, go!
Diego R.
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