Trayecto de ida: Es entrar en el autobús y ver que todo el mundo está hiperactivo; las canciones dan una imagen de vivacidad impresionante, como si fuésemos chicos de 10 años cuyas energías nunca se agotan. Las guitarras no paran de rasguear, las conversaciones acerca de cualquier tema existente están latentes durante todo el viaje, los gritos, las risas, los juegos de cartas, las adivinanzas y acertijos, las películas, los recuerdos de las anécdotas de viajes anteriores, las fotos a los escasos insensatos que se duermen... Todo es felicidad en ese bus donde los más "malotes" se sientan en la última fila y los "frikis" se quedan los sitios de delante; donde ojos como platos observan la película que hemos estado suplicando que pusieran durante horas y donde, sobretodo, se desprende ALEGRÍA.
Viaje de vuelta; descripción gráfica:
Ahí lo dejo...
Santi L.
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