lunes, 18 de marzo de 2013

Gracias Peter

Me gustaría darle las gracias a un viejo amigo, que me conoce desde que nací. Tú has estado ahí siempre, siempre que lo necesitaba y nunca me has fallado. Cuando estaba solo y con miedo, tú me tranquilizabas y me dabas confianza.

Gracias por todas esas noches en las que pensaba que dentro del armario o debajo de mi cama había un monstruo, tú eras más pequeño que yo, pero siempre me protegías de ellos. Cuando no me podía dormir por el miedo, te abrazaba lo más fuerte que podía y acababa consiguiendo dormirme, gracias a que me tranquilizabas. Tú me dabas la confianza y tranquilidad que en esos momentos necesitaba. Los dos nos escondíamos debajo de las sábanas, y en ese lugar nunca nos pasaba nada. Tú eras como mi ángel de la guarda. Cuando estaba triste también te abrazaba, y me sentía mejor. Gracias a ti conseguí dormir sin la luz encendida, como los mayores.

Tú has conseguido que me convierta en un niño mayor, ya no tengo miedo de los monstruos y duermo con la luz apagada. Gracias Peter, nunca te olvidaré.


Enrique P.

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