martes, 19 de marzo de 2013

¡Eureka!

¡Al fin entendí lo que pretendía cierta filosófica persona cuando nos comentó en clase que iba a implantar la feliz idea de un blog a contrarreloj! Y nunca mejor dicho, pues en un plazo de unas semanas debíamos perfeccionar nuestras mentes, afilar nuestros comentarios y pulir nuestra expresividad para poder conseguir que 12 de nuestras entradas pasasen por dos filtros consecutivos, y alcanzasen la gloria en el blog del profesor, sumándonos 3 puntos de nuestra nota final de filosofía en el proceso. Algunos han sacado en claro, después de tamaña empresa, que el objetivo de esta proposición era mejorar nuestro ingenio y creatividad, cosa que en mí no ha obrado milagros, pues si veo una piedra, pienso en una piedra, y no en la de aventuras que habrá sufrido. Otros afirman que esta práctica pretendía mejorar nuestra capacidad de expresión; debo afirmar que esta idea me parece de lo más acertada, pues con palabras estrambóticas (y, debido a cortos vocabularios, en ocasiones incongruentes), y agudos comentarios una idea vacía se convertía en bella poesía. Sin embargo, y en mi opinión, la virtud que más aprecio de las que he conseguido afinar, ha sido la perseverancia, pues me doy cuenta de que poco a poco, las cosas se consiguen; y que las metas importantes no se consiguen con grandes cantidades de trabajo un solo día, sino con esfuerzos diarios constantes.

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