A medida que nos hacemos mayores, las decisiones que tomamos afectan más a nuestro futuro: letras o ciencias, vida social o buenas notas, etc. ¿Somos realmente capaces de tomar las decisiones correctas?
Hay que tener en cuenta que las decisiones se pueden tomar con el corazón o con la cabeza. Una mala decisión sobre algo importante te puede destrozar la vida o te puede privar de lo mejor que te podría pasar en ella. ¿Con qué tomar entonces las decisiones?
En mi opinión las decisiones se deben tomar con ambas cosas. Tu vocecita interior a veces es muy impulsiva, y tu cabeza no es perfecta. Por eso, siempre que me encuentro ante dos opciones y tengo que elegir, primero pienso. Después, lanzo una moneda al aire. Es un truco que siempre funciona, porque en ese breve momento en el que la moneda está en el aire, te das cuenta de que lado quieres que salga.
Ignacio M.
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