lunes, 18 de marzo de 2013

Tic, tac, tic, tac...

No hay cosa en este mundo que me moleste más que el paso del tiempo. Para expresar mi idea voy a exponer dos situaciones distintas.  Os quiero poner dos situaciones distintas. En la primera estás en clase de matemáticas un lunes por la mañana. El profesor te está explicando como se hace una integral y tú lo único que haces es mirar al reloj. Tic, tac, tic, tac... Los minutos se hacen eternos y parece que el reloj no se mueve. Los últimos 10 minutos de clase se convierten en 20 minutos y tú te desesperas.

En la segunda estás en una fiesta con tus amigos pasándolo de muerte. Tus padres van a ir a buscarte a las 12. Empiezas a hablar con tus amigos y te ríes sin parar. En ese momento miras tu reloj y ya son las 11 casi sin darte cuenta. Te pones a bailar un rato y de repente te suena el móvil. Es tu padre que te dice que te está esperando en la calle porque ya son las 12.

Estas dos situaciones se irán repitiendo de distintas maneras durante el resto de tu vida. El tiempo es valioso y único. Cada minuto que pasa es un minuto perdido y que no vas a recuperar. Tic, tac, tic, tac...


Rodrigo de S.

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