El primero de ellos es el siguiente: consíguete un buen material y un buen equipo. Un buen material incluye una ruta de ascenso, y el material necesario para esa ascensión; pues alguien que planea llegar a la cima no debe usar el mismo equipo que alguien que sólo va a subir unos metros desde la base. Te recomiendo ser un experto en algo, y tener unos ideales claros; de esta manera, siempre habrá una ruta posible. Una cosa sobre la ruta, escojas cual escojas: no debes andar grandes distancias unos días, y quedarte quieto unos meses, pues correa el peligro de desfallecer en cualquiera de esos días y precipitarte al vacío. Mucho mejor ir poco a poco, y asegurando terreno.
El segundo consejo es más sencillo y a la vez más complicado, consiste en que te busques tres o cuatro locos más que estén dispuestos a subir a tú mismo destino. De esta manera, cuando te fallen los ánimos, las fuerzas o te resbales en un punto peligroso, siempre tengas alguien en quien confiar. Esto puede parecer sencillo, puesto que hay mucha gente en el mundo, y todos acabaremos subiendo la Montaña. El problema es que cuanto a más altura esté tu meta, menos gente está dispuesta a llegar adonde tú quieras llegar. Personas que queramos llegar a la cimas ya sólo quedamos un par de locos, y cada vez menos. Creo que es porque la gente cada vez quiere hacer menos esfuerzo, y se contenta con asentarse cada vez más abajo, por lo que tienen que subir menos. A esas personas me gustaría decirles que si igual a mí cuando estoy subiendo me cae una bola de nieve, o una piedrecita, a ustedes es muy probable que les caiga un alud.
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