Ahora bien, es sorprendente como una inmensa cantidad de gente no los teme, ni los posee respeto, sino que parecen estar deseando que ocurra un "apocalipsis zombi". No es el hecho de su vana esperanza de pertenecer al irreductible grupo de supervivientes lo que me hace gracia; sino el hecho de cómo reacciona el hombre (o la sociedad, o los que manejan los hilos) a fin de encubrirse a sí mismo que este podría ser perfectamente el presente del día a día.En efecto, le agradecería al lector si dedicase un momento a comparar, y pensar, si existe alguna diferencia entre un zombi y una "persona" (o zombi en potencia) de aspecto trajeado, andar apesadumbrado, y con un único objetivo en mente que ocupa sus pensamientos (trabajar para ganar dinero para poder comprar esto, pagar la hipoteca, devolver el préstamo, etc.).
No hay comentarios:
Publicar un comentario