miércoles, 13 de febrero de 2013

Principito


   -Mi flor tiene cuatro espinas insignificantes
 para protegerse contra el mundo...
   -Al igual que ella, yo también te necesito. No podré levantarme cada día sin ver tu sonrisa al despertarme. No puedo hacerme a la idea de que te vayas sin saber dónde estarás.
 Me senté porque ya no podía tenerme en pie.
   El principito dijo.
   -Yo también te recordaré para siempre, y que sepas que estaré ahí arriba en una de esas estrellas que tanto brillan, y cada vez que veas una estrella brillar, esa, será mi sonrisa. Bien... eso es todo...
   Vaciló aún un momento; luego se levantó. Dio un paso. Yo no podía moverme. Yo no me creía lo que estaba apunto de suceder, no sabía como iba a ocurrir, si solo moriría o echaría a volar hasta el cielo.
 No hubo nada más que un relámpago amarillo cerca de su tobillo.
        

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