Muchas veces me pongo a estudiar y no sé porqué se me va el santo al cielo. Me intento concentrar pero nada, otra vez estoy pensando en las musarañas, miro por la ventana y veo a unos niños montando en bici y pasándoselo bomba y yo en mi cuarto con el libro delante y sin enterarme de lo que estoy leyendo. Cierro la persiana, me tapo los oídos y miro fijamente al libro sin ningún resultado. Ya llevo una hora sentado y no he pasado de la primera hoja.
Decido darme un paseo y visitar la nevera y la despensa, me atiborro a galletas y patatas fritas, me pongo una coca cola doble con mucho hielo y me dirijo otra vez a mi cuarto. Cierro la puerta, abro la persiana y me siento de nuevo. Miro al libro con mucha atención, he conseguido estudiarme el primer tema. Voy a por el siguiente. Tengo la sensación de que me va a entrar todo de un porrazo, pero para mi sorpresa oigo un ruido familiar. Es una maldita mosca. Enciendo la luz del pasillo, abro la ventana y espero a que se vaya. Pero nada, sigue en mi cuarto. Lo que faltaba ahora si que me estoy distrayendo con una mosca.
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