martes, 12 de febrero de 2013

La vida es fácil, no la compliques.

Queridos lectores de este sencillo blog: os preguntaría a cada uno de vosotros si esto que os voy a contar os ha pasado alguna vez, pero sería una pregunta absurda. A todos sin excepción os ha pasado. Algunos os preguntaréis a qué me refiero, otros (más espabilados) sabréis de qué hablo con sólo leer el título de la entrada. Pues bien, me refiero a esos momentos en que te sientes realmente estúpido por hacer algo sencillo del método más complicado que haya. Si no sabéis de qué estoy hablando, podéis preguntar a vuestro profesor de matemáticas, ya que posiblemente sea el que mejor lo entienda. Algunos ya estaréis sonriendo recordando la última vez que os pasó. En general, y no sé muy bien por qué, los seres humanos tendemos a buscarle los tres pies al gato, y esto nos pasa por no pensar en lo que estamos haciendo.

Si yo ya me siento como un idiota por sólo abrir un paquete de galletas por el lado opuesto al abre fácil, imaginaos los protagonistas de esta anécdota que he encontrado por la red:

PROBLEMA:
Cuando la Nasa comenzó con el lanzamiento de astronautas al espacio, descubrieron que los bolígrafos no funcionarían sin gravedad (o con gravedad cero), pues la tinta no bajaría hasta la superficie en que se deseara escribir:

-Solución A) Resolver este problema les llevó 6 años y 12 millones de dólares. Desarrollaron un bolígrafo que funcionaba bajo gravedad cero, al revés, debajo del agua, prácticamente en cualquier superficie incluido cristal y en un rango de temperaturas desde el punto de congelación hasta superar los 300 grados centígrados.

-Solución B) ¿Qué creéis que hicieron los rusos? ¡Los rusos utilizaron un lápiz!

Como moraleja, creo que todos deberíamos aprender a centrarnos en las soluciones y no en los problemas. Hay que concebir la solución más simple al problema.




Ignacio M.

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