Yo tuve la suerte de que mis padres me iniciaran en esto del esquí muy pronto, a los cuatro años ya me pusieron mis primeras tablas, y desde entonces cada temporada, siento la necesidad de subir a la montaña. Lo malo que tenemos los que vivimos en Madrid es que no todas las temporadas tenemos una nieve espectacular, por lo que tenemos que aprovechar vacaciones y puentes para escaparnos a buscar buena nieve.

Hace tres años me compré una botella enorme de Coca-Cola (hucha) en EEUU, y desde entonces la estoy llenando con monedas de 1 euro o 2 euros para cuando esté hasta arriba irme a Aspen, es mi sueño, aunque de momento solo llevo la mitad.
Cuando subes a la cima más alta de la montaña, te paras a mirar el paisaje y solo hay silencio a tu alrededor ; ahí ves la grandeza de Dios.
Alvaro D.
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